Ayer vi el capítulo final de la quinta temporada de la conocida serie “Gotham”. Al mirar las imágenes de la famosa ciudad, siempre en tinieblas, recordé las noticias de la semana pasada en Estados Unidos, sobre todo aquellas relacionadas con las protestas por la muerte de George Floyd.
Dichos escándalos estaban dirigidos contra el racismo, uno de los dramas de nuestro tiempo. Sin embargo, no estoy seguro que el despreciable abuso cometido en el caso concreto del señor Floyd tenga como causa principal la discriminación racial. Les comparto algunos datos objetivos para comprender mejor lo sucedido:
- El 25 de mayo pasado, George Floyd fue detenido ebrio en su auto a la salida de la tienda “Cup Foods” en la ciudad de Minneápolis, al ser acusado de fraude por los vendedores de dicha tienda una vez comprobada la falsedad del billete con el que Floyd pagó una cajetilla de cigarrillos (cf. New York Times 01 de junio 2020).
- La detención del señor Floyd se realizó por dos equipos policiales. El primero, que comprobó el estado de ebriedad de George Floyd y sus dos acompañantes; y el segundo, que finalmente redujo salvajemente al acusado. Fueron cuatro policías: tres de ellos propiciaron un severo castigo físico al señor Floyd. En el segundo grupo se encontraba Derek Chauvin, el policía blanco procesado por el asesinato de George Floyd (cf. Washington post, 02 de junio 2020).
- Derek Chauvin conocía a George Floyd, puesto que trabajaron en un club nocturno. Además, el señor Chauvin estaba casado con una mujer de origen tailandés. Por otro lado, su compañero de patrulla es latino y en la otra patrulla había un compañero de origen asiático. Por todo ello no parece que el policía blanco tuviese prejuicios raciales, más bien tiene precedentes violentos, vistas sus 17 investigaciones por ese motivo, de las que fue reconocido como culpable en dos de ellas (cf. BBC 07 de junio 2020).
- La biopsia de George Floyd concluyó que la causa de la muerte fue un paro cardiaco mientras los agentes de policía de Minneápolis lo tenían inmovilizado. Además, que el señor Floyd no era un ciudadano ejemplar puesto que se descubrió uso reciente de drogas y estaba ebrio al volante de su automóvil durante el arresto. Finalmente, dio positivo a coronavirus (cf. BBC 1 junio 2020).
- El 25% de homicidios cometidos en arrestos policiales es contra afrodescendientes. Y la población negra en Estados Unidos es del 13% por lo que son falsas las afirmaciones: la mayoría de delincuentes son negros y la mayoría de policías son racistas (cf. Wall Street Journal 03 de junio del 2020).
Con todo, me inclino más bien a pensar que el mencionado abuso de autoridad se dio por la pérdida de control en un arresto policiaco. Si bien la causa contra el racismo es digna de ser compartida, en este caso concreto pareciera más honesto protestar contra el recurso a la violencia como la inmediata medida para castigar a quienes infringen la ley.
El Santo Padre Francisco hizo un llamamiento a desterrar de nuestro mundo el racismo, ideología contraria a la dignidad humana; a la vez que con la misma intensidad rechazó los actos de violencia que manifestaron la indignación mundial contra quienes son víctimas de algún tipo de discriminación. Dijo que “no podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún tipo de racismo o exclusión y pretender defender la santidad de la vida humana. Al mismo tiempo, debemos reconocer que la violencia de las últimas noches es autodestructiva y provoca autolesión” (Audiencia general 03 de junio 2020).
Quisiera sumarme desde este espacio en contra de cualquier acto de discriminación. A la vez que afirmo sin lugar a dudas que la violencia nunca está justificada, porque con ella “nada se gana y mucho se pierde”.
Mas aun, no me gustaría quedarme únicamente en la protesta y la denuncia de un mal social, porque la sociedad no es un sujeto anónimo. Nosotros conformamos dicha sociedad, y por tanto debemos ser protagonistas del cambio exigido por este tiempo de sufrimiento y pesar. Mi fe cristiana me invita a colaborar con el Todopoderoso en la construcción de un mundo mejor.
En los videos de los testigos del funesto arresto se registró el insistente grito del señor Floyd: “I Can’t Breath” (no puedo respirar). Dichos testigos sólo pudieron registrar con sus celulares el agónico auxilio del señor Floyd. ¿Qué más podríamos hacer nosotros frente a semejante exclamación? Algunos se han contentado con postear el hastag #blacklivesmatter, otros salieron a marchar y violentar las calles para “hacerse notar” contra el racismo. ¿Es eso suficiente? Pienso que no, porque el verdadero problema no es la ausencia de voces en contra de la discriminación. Quizás ya estamos excedidos de voces, palabras, y gritos. Hacen falta acciones que eviten, no sólo los abusos contra las minorías, sino la violencia en todos los casos en los que se ve amenazada la vida humana.
Si el señor Floyd hubiera pagado con un billete válido, no hubiera muerto. Si hubiera accedido al arresto, no hubiera muerto. Si hubiera otra forma de atender el fraude de 20 dólares, no hubiera muerto. No son los desórdenes al estilo “Gotham” lo que impedirá que se repitan los violentos abusos de autoridad contra las personas, aunque sean minorías, delincuentes, o presidiarios. El respeto es para todos, o no es. De allí que al grito del señor Floyd, al fuego de la violencia, no podemos responder con encendidos insultos, aunque simpaticen con intereses políticos o modas fugaces. Es mejor encontrar el verdadero problema y colaborar en su solución con las acciones que tengamos a nuestro alcance. Hoy mismo, salgamos al paso del verdadero problema de la violencia. Desde casa, empieza el cambio en favor de la raza humana.
Una vez le preguntaron a madre Teresa de Calcuta qué debe cambiar en el mundo para ser mejor. Ella respondió: tú y yo. Nadie puede hacer las cosas por nosotros mismos, y “cada uno es responsable de sus actos”, como dijo don Luis, quien ofrece oxígeno medicinal en el Callao al precio de siempre, sin caer en la tentación del sobrecosto por la escasez en tiempos de Coronavirus. Más aun, como dijo en un reportaje, “está trabajando después de las cinco de la tarde, porque recién a esa hora llegan los familiares de pacientes por COVD-19” (América noticias, 03 de junio 2020). Eso hace un modesto ciudadano peruano por un mundo mejor.
¿Tú, “qué harás”?
Ánimo, bendiciones.