¡PEREGRINEMOS AL SANTUARIO!
“¡Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor! (Sal 122,1). Peregrinar significa “salir de nosotros mismos y ponernos en camino”. Porque el Santuario el símbolo de la morada de Dios entre los hombres, la peregrinación al Santuario es la expresión por excelencia del deseo de encontrarnos con la Misericordia de Dios para renovar con Él su alianza, para volverle a entregar nuestro corazón y para que Él lo transforme a imagen del suyo.
Pero, también, la peregrinación al Santuario es un “camino de conversión”. A lo largo de la peregrinación se nos invita a tomar conciencia de la fragilidad de nuestro corazón y a hacer el propósito de orientarlo decididamente hacia Dios; se nos invita a olvidarnos de nosotros mismos para lanzarnos a trabajar por completo en pos del reinado del Corazón de Cristo.
¡Te daré un corazón nuevo y te infundiré un espíritu nuevo! Quitaré de ti el corazón de piedra y te daré un corazón de carne. “Ustedes serán mi pueblo y Yo seré vuestro Dios”, (Ezequiel 36,26.28).