ORIGEN:
El Papa Juan Pablo II escribió sobre su devoción a sor Faustina: “recuerdo haberme detenido muchas veces ante la tumba de sor Faustina, que aún no era beata. ¿Cómo podía imaginar entonces que tendría ocasión de beatificarla primero y más tarde canonizarla?”
Convertido en arzobispo, confié al Padre profesor Ignacy Rózycki reconocido y destacado Teólogo el análisis científico de los escritos de Santa Faustina. El Padre Rózycki distingue cinco formas de la devoción a la Divina Misericordia:
1. La Imagen de Jesús Misericordioso
La imagen le fue revelada a Santa Faustina en la visión del 22 de febrero de 1931, en su celda del convento de Plock. Ella dice: “Al anochecer estando yo en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos; uno rojo y otro pálido, después de un momento, Jesús me dijo: “Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: ‘Jesús, en ti confío. (d.47). Quiero que esta imagen sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección” (D.49).
“El rayo pálido simboliza el agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la sangre que es la vida de las almas… ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de mi Misericordia cuando mi corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza”.
2. La Fiesta de la Misericordia
“Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de pascua de Resurrección, ese domingo debe ser la fiesta de la misericordia”.
“Que la fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores (d. 699). Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la fiesta de mi Misericordia. Si no adoran mi Misericordia morirán para siempre” (d.965).
Para poder recibir estos grandes dones hay que cumplir las condiciones de la Devoción a la Divina Misericordia: * Confiar en la voluntad del Señor. *Amar activamente al prójimo. *Estar en el estado de gracia santificante (después de confesarse). Y *Recibir dignamente la Santa Comunión.
3. La Coronilla de la Divina Misericordia
El Señor Jesús dictó esta oración a Santa Faustina entre el 13 y 14 de septiembre de 1935 en Vilna, como una oración para aplacar la ira divina (D. 474-476).
“Cuando la Coronilla es rezada junto al agonizante – dijo el señor Jesús- se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma” (D. 811).
La PROMESA general es la siguiente: “Quienes recen esta Coronilla, me complazco en darles todo lo que me pidan (d. 1541) si lo que me pidan esté conforme con mi voluntad” (d. 1731).
“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros. (D. 475).
Continúa narrando: A la mañana siguiente, cuando entré en nuestra capilla, oí esta voz interior: “Cuantas veces entres en la capilla, reza enseguida esta oración que te enseñé ayer”. “Esta oración es para aplacar mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común, de modo siguiente: primero rezarás una vez el Padre Nuestro, y el Ave María y el Credo, después dirás las siguientes palabras: ‘Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero’. En las cuentas del Ave María, dirás: ‘por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero’. Y al final dirás tres veces: ‘Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero”. (d. 476).
4. La Hora de la Misericordia
En octubre de 1937, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte: “Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en mi Misericordia, Adorándola y Glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abre de par en par para cada alma”. (d. 1572).
“En esa hora – dijo a Santa Faustina – procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes: y si no puedes rezarlo, entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a mi Corazón que está lleno de Misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante” (d. 1572).
Tres condiciones para que sean escuchadas las oraciones de esa hora:
La oración ha de ser dirigida a Jesús.
Ha de ser rezada a las tres de la tarde.
Ha de apelar a los valores y méritos de la Pasión del Señor.
5. La Propagación de la Devoción a la Divina Misericordia
“A las almas que propagan la devoción a mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una Madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellos el juez, sino el Salvador Misericordioso” (d. 1075).Y Jesús le decía a Santa Faustina: “Hija mía, tu misión es escribir todo lo que te hago conocer sobre mi Misericordia para el provecho de aquellos que, leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a Mí”. (d-1693).