El Cardenal Augusto Vargas Alzamora al conocer la creación de la hermandad selló su deseo de ver en el futuro una gran agrupación de devotos que se congreguen alrededor de la devoción a la Divina Misericordia. Por esta razón es que en el año 1998 nombró a la hermandad como “Congregación de Hermanos y Hermanas Señor de la Divina Misericordia”.
Para mantener el nivel de una Congregación, Monseñor Vargas Alzamora instauró tres disciplinas para los miembros, las mismas que giran en torno a la unión y al respeto: